Lágrimas
Para un normal funcionamiento del ojo, su superficie debe estar bien hidratada, de lo que se encargan las lágrimas. Al contrario de lo que se podría creer, no sólo tenemos lágrimas cuando lloramos, sino que las estamos generando continuamente para formar una fina capa (película lacrimal), que con ayuda del parpadeo se extiende por toda la superficie del ojo.
Si no se crea suficiente cantidad de película lagrimal o si su composición no es la adecuada, se produce un malestar ocular llamado síndrome del ojo seco.
Síndrome del ojo seco
Una de las causas más comunes de molestias oculares es el síndrome del ojo seco (se estima que uno de cada diez españoles adultos lo padece).
La sequedad ocular puede deberse a muchos y muy variados factores, tales como cambios hormonales, ciertas enfermedades, envejecimiento, uso de lentes de contacto, mala alimentación, algunos medicamentos, cirugía ocular, uso continuado de pantallas, causas ambientales (como viento, calefacción, contaminación, baja humedad …).
El ojo seco causa diferentes síntomas subjetivos, que pueden describirse como sequedad ocular, cansancio ocular, pesadez de los párpados, dificultad para parpadear, sensación de arenilla, quemazón, escozor, incluso pinchazos o visión borrosa. Habitualmente los síntomas aparecen en los dos ojos y suelen variar a lo largo del día.
Cómo aliviarlo
Es recomendable adoptar hábitos saludables para prevenir la sequedad, como:
– Parar un momento y parpadear repetidamente cuando estemos utilizando pantallas (TV, ordenador, teléfono…). Masajearse los párpados suavemente.
– Evitar en lo posible ambientes con aire acondicionado, viento, polvo, contaminación… Puede ser conveniente llevar gafas de sol al salir a la calle
– Utilizar humidificadores si hay sequedad ambiental en la habitación
– Tomar ácidos grasos omega-3 y omega-6 en la dieta, ya que favorecen la calidad de la película lagrimal.
– Beber más de 8 vasos de agua al día
– Dormir entre 6 y 8 horas diarias (los ojos también necesitan descansar)
Además de estas medidas, se pueden emplear rutinas más eficaces para el tratamiento, como:
– Toallitas para la higiene de los párpados. Son unas pequeñas toallitas impregnadas de diversos componentes que facilitan la hidratación y limpieza de los párpados, pestañas y bordes palpebrales. Pueden utilizarse en bebés, es aconsejable utilizarlas cada mañana y usar una toallita distinta para cada ojo.
– Lágrimas artificiales. Son colirios destinados a la lubricación de la superficie ocular, que imitan la composición de la lágrima. Se pueden comprar sin receta y, según su principio activo, pueden tener más o menos viscosidad. Las de menor viscosidad (como el suero fisiológico) proporcionan un alivio rápido, pero breve, y las más viscosas se mantienen más tiempo en el ojo, pero suelen producir visión borrosa varios minutos después de su aplicación. Por otra parte, el principio activo más utilizado es el ácido hialurónico, por su capacidad humectante y regenerativa.
Si aun así persiste la sequedad ocular, el oftalmólogo puede recurrir a otro tipo de tratamientos, como otros colirios con medicamentos más específicos según las causas de la sequedad, suero autólogo (colirio fabricado a partir de la propia sangre del paciente) o procedimientos quirúrgicos.
Fuentes:
ocularis.es
salud-ocular.com
oftalmoseo.com
Autor: Gloria Aparici. Farmacéutica.
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